Caminan a dos por hora con cara de “no me importa que esperes, porque yo tengo más derecho que vos”. Tardan mil horas a propósito y, por demorar tanto, no llegan a completar el trayecto con el muñequito de “camine” en blanco. El muñeco titila en rojo para después quedar fijo y ni un atisbo de incremento de la velocidad de cruce, directamente se arrastran.
Nunca un “hago que troto”; o la mano arriba, cómplice, diciendo “che loquito... gracias por esperar”. Quizás algún despistado sudamericano, acostumbrado a que directamente quieran pisarlo siempre, lo haga; pero nadie más. Como dice un gallego amigo, “directamente pasan de ti”.
Yo entiendo que acá esto es así y que hay que esperar porque es lo que corresponde, pero me pone loco, me saca de quicio.
Más me calienta, cuando cruzan por la mitad de la calle y te miran con cara de malos como diciendo .... “no te das cuenta que estoy cruzando” (y yo pienso ... ¿no te das cuenta, enfermo, que estás cruzando por el medio de la calle en una avenida de cuatro manos y me pueden destrozar el auto de atrás si freno para dejarte pasar?)
Peores son los estacionamientos. En este bendito país cada “parking” tiene capacidad para tres millones de autos, distribuidos en 50 pisos de rampas circulares que suben hasta el infinito. Cuando, después de 15 minutos de dar vueltas, tenés la suerte de encontrar uno que justo se va ¿cuáles son tus obligaciones?
Frenar, poner el intermitente del lado correcto y esperar a que la persona salga. Todo muy bien, muy fácil, muy prolijo. Mientras tanto, como hay unos 300 autos que buscan lugar con vos, la cola detrás tuyo empieza a acumularse.
El tipo demora lo que quiere. Prende el estéreo, acomoda el espejito, regula el aire acondicionado, charla un poquito con la mujer, conecta el cargador del celular .... hasta que, finalmente y cuando se le canta, se enciende la mágica luz blanca de marcha atrás.
Sale despacio, bien despacio, como si no hubiese nadie; hace 3500 maniobras y te deja el lugar cuando ya estás en una crisis de esquizofrenia que ni vos te aguantás.
Eso es si tuviste suerte. Tranquilamente se puede repetir el subir, acomodar, arreglar y charlar, para luego bajar del coche, como si nada ... haciendo que no con el dedito, como que no se va.
Ahí querés poner primera y pisarlo directamente, pero no se puede.
Más me calienta, cuando cruzan por la mitad de la calle y te miran con cara de malos como diciendo .... “no te das cuenta que estoy cruzando” (y yo pienso ... ¿no te das cuenta, enfermo, que estás cruzando por el medio de la calle en una avenida de cuatro manos y me pueden destrozar el auto de atrás si freno para dejarte pasar?)
Peores son los estacionamientos. En este bendito país cada “parking” tiene capacidad para tres millones de autos, distribuidos en 50 pisos de rampas circulares que suben hasta el infinito. Cuando, después de 15 minutos de dar vueltas, tenés la suerte de encontrar uno que justo se va ¿cuáles son tus obligaciones?
Frenar, poner el intermitente del lado correcto y esperar a que la persona salga. Todo muy bien, muy fácil, muy prolijo. Mientras tanto, como hay unos 300 autos que buscan lugar con vos, la cola detrás tuyo empieza a acumularse.
El tipo demora lo que quiere. Prende el estéreo, acomoda el espejito, regula el aire acondicionado, charla un poquito con la mujer, conecta el cargador del celular .... hasta que, finalmente y cuando se le canta, se enciende la mágica luz blanca de marcha atrás.
Sale despacio, bien despacio, como si no hubiese nadie; hace 3500 maniobras y te deja el lugar cuando ya estás en una crisis de esquizofrenia que ni vos te aguantás.
Eso es si tuviste suerte. Tranquilamente se puede repetir el subir, acomodar, arreglar y charlar, para luego bajar del coche, como si nada ... haciendo que no con el dedito, como que no se va.
Ahí querés poner primera y pisarlo directamente, pero no se puede.
Es así .... tanta lentitud e indiferencia me ponen bastante nervioso y, todavía, después de más de 7 años, no lo entiendo. Pero como suele decir un amigo mío .... “Si no te gusta maestro ... agarrás la autopista ahora que todavía es temprano ... y por ahí llegás al vuelo de las 11 que sale hoy para Buenos Aires”