Desde que tengo memoria las empresas, pequeñas y de familia, se rigen por un estructura netamente piramidal. Un súper jefe, que todo lo puede y sabe de todo, comanda y maneja los hilos de su organización a fuerza de auto estima, soberbia e imposiciones.
El sistema, tradicional si se quiere y arcaico por demás, continúa teniendo muchos adeptos en todo el mundo occidental; principalmente en países de toda Iberoamérica.
La imagen del comandante, que rige por derecho de fundación, autoridad y negocios; lidera un grupo de pobres infelices que, luego de mas de veinte años de servicio consecutivos, mal pueden desarrollar sus carreras en otros empleos por falta de propia ambición, condiciones y oportunidades.
Un sistema simple pero de mutua conveniencia: Un jefe, al que todos obedecen de forma cómoda, aduladora y no siempre incondicional; y un grupo de empleados, a los que les gusta ser "dirigidos", y nunca jamas ambicionaran un desarrollo mas allá de sus funciones básicas y comfortables, se esfuerzan a diario por agradar a su patrón.
El resultado es previsible. No hay recambio ni oportunidades para nadie fuera de la órbita de mando familiar y, como consecuencia de ello, la empresa sucumbe con el simple paso del tiempo.
Empresas que supieron ser prósperas bajo el aura de su líder ven caer sus negocios como pianos con un simple recambio generacional falto de orden hegemónico y "caudillismo". El nuevo jefe, al que solo le asiste el derecho familiar, mal puede liderar a un grupo de aburguesados dinosaurios que solo respondían a regañadientes a sus antiguos mandos naturales. El resultado: Una empresa sin ambiciones; sin liderazgo y, peor aun, sin futuro.
Las empresas "nuevas" aun las mas pequeñas necesitan de centros de negocios. Células individuales maximizadas por una administración común. Presupuestos de ingresos y gastos independientes; salarios variables y oportunidades de crecimiento parejas.
De algún modo, son iguales a pequeños países. Si a estos los dirige un dictador que se perpetra en el poder y que proyecta una sombra tan importante que nada deja crecer debajo de el, entonces los jóvenes, y aquellos con ambiciones naturales, buscaran su desafío en otros lados.
Las empleados de empresas pequeñas y medianas necesitan desafíos. Es responsabilidad de los que ejercen las decisiones generarlos para promover no solo el desarrollo de sus empleados, sino el futuro de la empresa y las generaciones venideras.
martes, 23 de septiembre de 2008
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