lunes, 8 de septiembre de 2008

Que cada cual atienda su juego

No he trabajado en muchas empresas y, sinceramente, espero no verme forzado a hacerlo en ninguna otra; aunque, confieso, soy proclive a los desafíos nuevos y al cambio, producto de mi inconstancia, que es por demás constante, y que ya conocerán en comentarios nuevos a medida que el blog progrese.

Durante mi, "ya no tan corta", carrera profesional he tenido la suerte de trabajar con muchísimos colegas, pares y colaboradores. Trabajé con mucha gente desde temprana edad en departamentos administrativos, comerciales y hasta ejecutivos. La mayoría de ellos me ofrecieron su "amistad incondicional", la que acepté "sin condicionamientos" producto de mi juventud de entonces y mi ingenuidad; que solía tener en esa oportunidad, y de la que me enorgullezco hoy luego de casi 20 años de carrera.

Hay algo que luego de tanta amistad derrochada si pude aprender: Una empresa no es un club y, en consecuencia, no es un lugar para hacer o mantener amigos.
Es fácil confundirse; lo reconozco, ya que uno pasa la mayor parte de su día en el trabajo compartiendo sus expectativas y sus metas; pero el éxito de una empresa moderna radica en cada uno mantenga su lugar; su propio rol y en definitiva "atienda su juego".

Atender nuestro propio negocio derivara en la correcta atención de nuestras responsabilidades y en poder separarlas de las de los demás. Los amiguísmos solo desdibujan la linea de responsabilidad en cualquier tarea simplemente porque nadie tiene la responsabilidad completa de hacer o terminar algo.

Es sano para nuestras compañías que podamos definir la responsabilidad y el área de trabajo de cada uno de los miembros de la organización incluidos los niveles superiores.
Las empresas netamente piramidales ya no existen mas, y tampoco tienen razón de ser.

Debemos tender a la competencia genuina y a evitar a los eternos aduladores que solo buscan su propio beneficio.
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