Nunca fui muy partidario de las decisiones corporativas individuales. Creo que son de antes; de una época donde la empresa era otra y la autoridad era venerada independientemente de su legitimidad. Los empleados de antaño nunca eran mayores que sus jefes y el respeto muchas veces era impuesto por edad, gritos y trayectoria. Las cadenas de mando se mantenían por años, y rara vez un empleado superaba a su jefe para quedarse con un cargo superior.
El cambio ha sido tan radical, que la veneración se convirtió en irreverencia. Las decisiones, mas allá de ser apropiadas, deben legitimarse con trabajo, política y convencimiento. Los empleados de hoy tienen una preparación igual, o mas importante, que sus jefes; y su posición actual es totalmente relativa. Ya no alcanza con una directiva correcta. Hay que generar consenso, persuadir, y tomar las decisiones sabiendo que se acarrea la responsabilidad de dirigir a la altura del intelecto común.
Los jefes de hoy, que obviamente deben estar a la altura de las circunstancias, deben ser motivadores naturales y quizás esa, sea su función mas importante. Deben saber transmitir sus vivencias a sus empleados “eventuales” para que estos en definitiva se autosuperen y estén en condiciones de tener mayor responsabilidad.
En general, y mas allá del cambio evolutivo de las políticas corporativas, creo que las directivas unipersonales suelen ser tener una visión limitada de la realidad. Visión que puede ensancharse cuando uno trabaja en grupo y coteja sus decisiones con los que entiende pueden aportar una óptica adicional del problema.
Muchas veces la visión externa y desinteresada de amigos profesionales a los que uno respeta pueden ser de mucha ayuda a la hora de tomar decisiones difíciles.
Ellos, como nosotros, acarrean responsabilidades similares y su análisis, con mas panorama puede ser la llave a la solución que buscamos.
Suelo cotejar mucho de lo que hago con muchos referentes personales. La visión particular de aquellos a los que respetamos puede ser de infinita ayuda en momentos difíciles. De algún modo, si logramos consenso, y podemos convencer a nuestros amigos asesores que la decisión que pretendemos tomar es la mas correcta, seguramente podremos motivar, convencer y consensuar con aquellos con los que nos toca compartir el trabajo diario.
jueves, 30 de abril de 2009
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