No se si será una constante de estos tiempos que corren, pero nadie parece estar conforme con el trabajo que hace. Desde el mas prestigioso de los banqueros, hasta el empleado administrativo que vive su primer año de profesión, todos parecieran estar de acuerdo. En todos los ámbitos hay una continua revisión del curso de la propia carrera profesional donde todo se discute, y es a la vez discutible; nada es suficiente, y el malestar parece ser parejo. Es como si el el deseo de un cambio de carrera, drástico y radical, estuviese siempre latente en todos nosotros.
Economistas que hubiesen preferido ser arquitectos; brokers a los que les gustaría vivir del campo y contadores que quieren ser psicólogos, comparten sus anhelos de una carrera que nunca fue.
Aquellos que ganan mucho dinero, preferirían algo mas de tiempo libre. Los que tienen el tiempo, pero no todo lo que desean, trabajarían mas, a cambio de lo que entienden por un mejor bienestar.
Ejecutivos que viajan a una y otra ciudad, cambiarían primeras clases y hoteles cinco estrellas por mayor tiempo con sus familias; y los que nunca se mueven a ningún lado se sienten hacinados por no conocer el mundo.
Todos, de alguna u otra manera, preferiríamos cambiar el rumbo de nuestras carreras; y por alguna curiosa razón son muy pocos los que lo toman la iniciativa y saltan al vacío de lo desconocido.
Lo mas grave, quizás, es que la infelicidad manifiesta, y el peso de acarrear a diario nuestra mochila de inseguridades y frustraciones, no hace mas que desenfocar el objetivo de la carrera que si tenemos. Aquella por la que otros morirían y la que solo es rutina para nosotros.
Todos los trabajos, en todos las profesiones, acarrean sinsabores, nervios, malos ratos y preocupación. Todos, como el nuestro, tienen flashes de júbilo, camaradería y pueden, sin duda, ser el pasaje al éxito profesional que siempre soñamos.
De nada vale resoplar reclamando justicia, o esperar una estrella dorada de la maestra al fin del día, cuando no nos esforzamos todo lo que pudiéramos, y cuando nuestro propio destino solo depende de nosotros mismos.
Solo nosotros podemos torcer el curso de la carrera que tenemos el privilegio de tener.
lunes, 27 de abril de 2009
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