domingo, 21 de junio de 2009

Ansiedad Tecnológica

Tengo un amigo que dice que el avance tecnológico es una batalla que nunca podés ganar. Por más que uno se esfuerce y quiera nunca puede tener lo último. Y tiene razón. Cada vez que compro algún aparato nuevo, se me pasa de moda en una semana. Siempre sale otro que tiene una tecla más, es de otro color o te habla cuando lo prendés; y el tuyo ya no sirve. Es el mundo en el que vivimos y no hay mucho que podamos hacer.

Muy a pesar de eso, leo, releo, me informo y me encapricho por estar lo más al día posible. Creo que es una mezcla de cosas entre las ventajas reales de la tecnología y la necesidad de no quedarme en el camino del progreso a medida que me pongo más viejo. De una u otra manera, siempre sé lo que no tengo, y cuando finalmente logro comprarlo, suelo estar bastante ansioso y pendiente del pedido que, casi siempre, hago en la web.

Fiel a mi estilo renovador, compré el iPhone nuevo en venta online anticipada. La orden fue justo una semana antes del lanzamiento, así que estuve siete largos días atento al email de despacho de la gente amiga de Apple.

El mail finalmente llegó (a la larga, parece mentira, pero todo llega) y pasé de la ansiedad de la espera del mail, a la de seguir el curso del envío “en línea” del bendito paquete. El embarque salió puntual de Shanghai y llegó a los Estados Unidos al día siguiente. Pasó por control aduanero en Kentucky y estaba en el centro de distribución de Miami un día antes de la fecha programada de entrega. Todo sobre rieles, exactamente igual a lo planificado.

El mismo día 19 el teléfono estaría en casa temprano por la mañana, yo lo recogería tan temprano como llegase y lo llevaría a la oficina para usarlo libre de los reproches habituales que generan los idilios electrónicos.

Me levante el 19 temprano y revisé el “tracking” del envío online que rezaba: “a punto de ser entregado”. Me bañé, afeité e hice un esfuerzo deliberado, por tardar lo más posible, para dar tiempo al camioncito de entrega.

A las 9.15 tomé el ascensor y baje al lobby de casa.

Javier: Buenos días Reinaldo.
Reinaldo: Buenos días Sr. Javier.

Reinaldo es un portero poco convencional. Tiene aspecto de tipo diligente y profesional. Contesta rápido, siempre sabe todo, y conoce a todos los residentes por su nombre de pila. Pero es un salame. Si, así de fácil.

Se olvida todo lo que le decís, siempre. Si dejaste una llave o cualquier otra cosa para alguien, lo tiene esperando dos horas porque nunca encuentra nada. Tarda para todo. En cambio, es capaz de llamarte, diligente, un domingo a las 6AM solo para avisarte que vio a tu padre llegar del aeropuerto (y encima se confunde con otro !!!)

En fin .... sigo entonces...

Javier: Te hago una pregunta Reinaldo, llego UPS? (el correo privado que estaba encargado de la entrega)
Reinaldo: No Javier, no llegó
Javier: ¿A que hora llega? (pensé ... por ahí viene en un rato y lo espero)
Reinaldo: Normalmente suele venir a las 12

Chau. No había mas remedio. Me subí al auto y me fui rápido a la oficina porque ya llegaba tarde. Compré café abajo y prendí la computadora apenas me senté. Revisé nuevamente el envío que esta vez si confirmaba: “Entregado. Recibido por: R. Rodríguez. 8.00AM”

Como un loco llamé a la recepción de casa y no me atiende sino el mismísimo Reinaldo.
Javier: Decime una cosa Reinaldo, no era que no había venido UPS?
Reinado: Bueno vino pero como dejó un solo paquete chiquito ...
Javier: A ¿si? ¿Y para quien era el paquete?
Reinaldo: Era para Usted ... pero como era tan chiquito pensé que no sería muy importante.
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