jueves, 23 de julio de 2009

Mas allá del Magic Kingdom, Mickey y Cenicienta

Exactamente que hacíamos un viernes de verano esperando unos instaladores de cable en el medio de un condominio en Orlando, la verdad, no viene muy al caso. La cuestión es que ahí estábamos, a pleno sol, no haciendo otra cosa que mirar el reloj.

Al rato nomás llegó el camioncito con “los técnicos” (bastante puntuales la verdad); y es acá donde realmente comienza este post ....
Bajaron cargados de cables, con dos valijas negras llenas de herramientas y una pila de papeles que aparentemente eran las ordenes de instalación.

Venían hablando entre ellos mientras se acercaban. En realidad uno, que parecía ser el jefe, hablaba mientras el otro asentía (después nos dimos cuenta que, no solo el primero no era el jefe, sino que hablaba un inglés, tan rudimentario, que el otro asentía porque no le entendía!)

De entrada me dice en su muy precario inglés: Ar yu di ouners?

Si, si ... le conteste en español, porque el tipo evidentemente era más cubano que Fidel.
El tipo, que se relajó con el idioma, nos dice: ¿Tienen el dinero para pagar la instalación en cash?

No hace mucho que vivo acá, pero si hay algo que aprendí es que, en este país, el último método de pago aceptado es el efectivo.

Le pregunto, entonces: Que ... ¿No se puede pagar de otra manera? sensando el "chanchuyo" que el amigo nos proponía. (*)
Técnico Cubano: Mira, mi hermano ... aquí te están cobrando unas instalaciones de cables que no van. Si tu quieres, me pagas “con el billete” los cuarenta pesos, y yo me arreglo con la compañía.

Javier: Mirá, nosotros preferimos pagar con tarjeta porque los departamentos no son nuestros y después tenemos que rendir el gasto para que nos sea reembolsado. Lo que si te pido, es que llames a la compañía y arregles el cargo que nos están facturando de más.

El otro pibe seguía ahí ... calladito.

El cubano llamó ... habló como veinte minutos, y al final arreglo, no solo el cargo que estaba mal, sino el pago con tarjeta a regañadientes. Instaló el cable en uno de los departamentos (18 canales que habíamos contratado) y, llamando por celular al “calladito” que había quedado afuera, lo vuelve a encarar en inglés: lisen; ain livin ....yu instal di oder unis ...

Se fué nomás, y nos quedamos con el más callado de los dos que, presentándose, nos dice: Encantado señores, Daniel.

Javier: Pero ...¿Vos hablás en español?
Daniel: Si claro, yo nací en Puerto Rico.
Javier: y tu jefe ¿Por qué te habla en inglés?
Daniel: No es mi jefe ... yo soy el jefe de el, pero ... la verdad, no sé.

En fin .... nos vamos con Daniel, entonces, a instalar los departamentos que quedan.

El tipo corta, saca, pone, atornilla; y, cuando se da vuelta, nos mira a los dos que estábamos sentados en un sillón, esperando por la señal, y nos dice: ¿Sabían que estos televisores pueden ver hasta 300 canales?

Si, si ... le decimos ... pero nosotros compramos solo 18.

Daniel: Si ya se, pero como justo “me olvidé” el filtro, voy a tener que conectar los 300 al mismo precio.

Historia corta. Daniel puso los 300 canales (en los cuatro departamentos que quedaban), incluyendo codificados y High Definition por los 10 pesos que le dimos de propina que, aparentemente, tampoco esperaba. Un justiciero .... no se.

Se ve que en tierras del ratón Mickey, la magia se esparce mas allá de Disney.



(*) chanchuyo: en Argentina, sinónimo de trampa, arreglo

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