jueves, 13 de agosto de 2009

Mozo .... la cuenta

Hacía rato que quería ir a una parrilla argentina, bastante fashion, que abrieron cerca de la oficina hará cosa de dos o tres meses.

Mis ganas, renovadas y usuales, no son mas que un cocktail forzado de saudades idealizadas; la necesidad imperiosa de comer un bife como la gente de vez en cuando; y la escasez (por no decir falta) de algún bolichón, al menos parecido, a esos bien porteños que, gracias a Dios, aun abundan en Buenos Aires.

Lo poco que hay por acá es mucha formula repetida. El devenido restaurateur que vino a hacer la América y cayó en la trampa cubana, de agradar a todos por igual, y pensar que los platos deben, como condición sine qua non, llevar siempre dos “acompañantes” y arroz blanco.

Y asado de tira con maduros y frijoles, o mollejas con tostones y yuca, son una mezcla cultural inadmisible, no solo desde lo estrictamente gastronómico. Una suerte de gaucho en moto y con un sombrero Panamá. Mezclas raras, imposibles, que mi muy exigente paladar, criado en en la tierra del asado, simplemente, no tolera.

Como otras tantas veces, decidimos arriesgar; y, usando de excusa una reunión de trabajo con un amigo venezolano, al que también le gusta bastante la carne, aprovechamos para ir a almorzar y darle una oportunidad, ilusionada y llena de expectativas, a esta gente "bien argentina".

La verdad que el lugar estaba bastante bien puesto. Mesas amplias y cómodas de manteles blancos, ninguna estridencia de esas que acá sobran y una bodega nutrida y más que interesante.

Conseguimos una mesa bárbara en una ventana y abrimos la carta dejando de lado nuestro arraigado y usual escepticismo. La lista, bien podría haber sido diseñada en mismísima Avenida de Mayo. No estaban los tostones ni los maduros; nada de yuca y ni noticias de los acompañantes.


Por fin ...


Viene el mozo (argento, bien argento. Pelado, como yo, pero de barba candado)

- Señores Buenos días, les puedo ofrecer un jerez, una copa de champagne (ya se le escapaba la grasada) o un limoncello?
- No, no gracias .. ¿No nos traés agua regular y la lista de vinos por favor?

Se fue raudo y volvió como un tiro. Que fenómeno, pensé.

Trajo una lista de vinos que parecía la guía de teléfono. Como me tocaba pagar a mi, pasé rápido la hoja de vinos argentinos de tres dígitos .....

... Tráeme el 871, le digo ... Viña Real Crianza

Viene el rato con una botella que nada tenía que ver.

- Maestro le traje este, que se lo dejó barato a 29.95. Es un Ribera del Duero con mucha fruta, riquísimo.
- No, no ... quiero el Viña Real Crianza.
- Es que no lo tengo.
- Bueno entonces traé el mismo, pero Reserva

Se va de nuevo, vuelve otra vez con la botella de Ribera del Duero

- Tampoco lo tengo. No quiere probar este, mire que esta buenísimo.
- No dejá. Traeme Imperial 2000 ... el 575.

Se va y viene el, pero con el dueño ... ¡Y LA BOTELLA DE RIBERA DEL DUERO!

- No nos entregaron los vinos españoles aun, me dice el dueño que era otro salame como el mozo.
- No importa, dame Mapema Tempranillo que veo que lo tenés ahi.
- Seguro no quiere el Ribera del Duero, dice el otro pesado ...

Para no escucharlo más, y como mi amigo le quería dar una oportunidad, nos quedamos con el vino. Para que ...

Trajo un decantador como si fuese un Chateau Lafitte 97. Lo aireó, haciéndose el profesional, y sirvió (por fin ...) en unos copones que parecían dos floreros.

- ¿Les tomo la orden?
- Y si ... (habían pasado 20 minutos);
- Yo quiero un bife de chorizo pero sin la salsa de pimienta, dice mi amigo.
- Y yo, el asado de costillar, pero con ensalada.
- No te lo recomiendo .... sabés que pasa, eso es más de asador a leña y acá, en Miami, no hay como allá (mirá vos que novedad)
- ¿Y que me recomendás?
- ¿Te hago unas tiritas de asado común a punto?
- Bueno dale.

Comí lo que el quiso; pero la comida estaba bien, la verdad.

No conforme con la "pesadez" inicial, el tipo aparecía cada dos minutos. Traía pan, hielo, servía agua, mas vino. Dos por tres interrumpía la conversación con un .... ¿todo bien?.

Cuando ya casi terminábamos, le pedimos un par de cortados y el maestro este, que ya no aguantaba más de ir y venir, dice sirviendo lo poco que quedaba del vino:

Menos mal que eligieron este Ribera del Duero .... ¡QUE VINAZO!

Con tecnología de Blogger.