lunes, 1 de febrero de 2010

Falso escepticismo

Muchas veces la perspectiva política de alguien que ha vivido toda su vida en este país suele resultar más interesante que la de muchos de nosotros principiantes cívicos.

El tipo, un demócrata confeso, muy leído y harto conocedor de política latinoamericana, había estado días pasados en Haití prestando ayuda solidaria en un campamento médico. Y me decía, no sin bastante convicción - Mirá Javier, yo creo que la ayuda que el gobierno americano esta prestando en Port-au-Prince, seguirá llegando aun cuando la catástrofe deje las primeras planas de los diarios. Muy a pesar de lo que la gente cree - enfatizaba -la nuestra es una ayuda genuina y desinteresada. No responde, como muchos piensan, a pretensiones electorales del gobierno de turno, ni a campañas proselitistas del partido gobernante. Es nuestra obligación, como nación líder, ayudar a aquellos que más lo necesitan. Además - me decía mientras me miraba fijo a los ojos - estoy convencido de que tanto el Presidente, como su gobierno, piensan de la misma manera.

Mi corta experiencia política en este país, sumada a mi escepticismo sudamericano, muchas veces no me dejan ver las cosas con claridad. Independientemente del país, me cuesta creer que los gobiernos no hagan las cosas por propia conveniencia; que el fin último sea el bien común y que no se persiga un beneficio económico. Pero en este caso, su discurso, aunque pretensioso, me sonó convincente.


Ya han pasado casi veinte días desde la tragedia en Haiti y las manifestaciones de ayuda, que he visto, han sido tan genuinas como la convicción de este hombre. Hechos, reales y concretos, que han tirado por tierra mis mas arraigadas dudas.

No ha habido banderas políticas; mucho menos partidismos. Millones de mensajes de texto anónimos con donaciones, a la Cruz Roja americana, se han multiplicado, a lo largo de los días, y alcanzando cifras récord de recaudación. Colectas barriales, escolares, minutos celulares libres a familiares, pasajes aéreos gratuitos a toda hora, visas de trabajo y giros sin comisiones, han sido algunas de las muestras de miles de empresas, de todo el país, que se han sumado a la ayuda.

Millones de americanos asistieron al llamado solidario convencidos, de que cada dólar contribuido, aportará a la ayuda que Haiti tanto necesita.

Quizás lo que más sorprende es que en esta nación, donde el progreso económico parece ser eje y único objetivo, prevalezcan la solidaridad hacia un país que, hasta ayer, era un perfecto desconocido; la verdadera confianza en las instituciones, y, el espíritu comunitario, por sobre todas las cosas.
Con tecnología de Blogger.